Si tuviéramos que apostar por un país donde todo parece estar alineado para que las startups florezcan, ese sería México. Y no lo decimos sólo por intuición: lo estamos viendo pasar. En 2025, el ecosistema emprendedor mexicano no solo creció, maduró y se internacionalizó, sino que también se volvió más diverso, enfocado y, lo más importante, accesible.
Cuando hablamos de oportunidades para startups, solemos pensar en lugares como Silicon Valley o, más recientemente, São Paulo o Bogotá. Pero hay algo que México tiene y que no es fácil de replicar: una mezcla de juventud, escala de mercado y cercanía con Estados Unidos que funciona como un imán para el capital, el talento y la innovación. A eso se suma un Estado que, con todos sus vaivenes, ha entendido que la inversión en innovación también es desarrollo económico. Esa combinación está rindiendo frutos.
México tiene más de 130 millones de habitantes. De los cuales, el 40% tiene menos de 30 años y el uso del celular está completamente integrado en la vida cotidiana, según el INEGI. Hay más de 124 millones de líneas móviles activas y el e-commerce creció un 24,6% en 2023, según la AMVO. Para quienes buscan lanzar servicios digitales, aplicaciones o modelos de suscripción, este es un mercado más que dispuesto a probar.
Además, el país está estratégicamente ubicado. Es vecino de Estados Unidos, tiene tratados de libre comercio con más de 50 países y se ha posicionado como un hub logístico y tecnológico. Hoy, muchas startups extranjeras están utilizando a México como punto de entrada al continente o como base de operaciones para expandirse hacia el norte. El fenómeno del nearshoring, más que una moda, se ha convertido en una verdadera estrategia empresarial.
Una de las claves del nuevo “Valey”, se debe a la diversificación en sus ciudades, descentralizando a este ecosistema. Monterrey y Guadalajara, por ejemplo, se están consolidando como polos clave para el emprendimiento en México, especialmente entre jóvenes. Monterrey combina una infraestructura empresarial sólida con instituciones como el Tecnológico de Monterrey, que no solo forma talento, sino que también impulsa redes de innovación y espacios de encuentro como Venture Café. Hay una cultura de colaboración que se nota.
Guadalajara, por su parte, ha apostado fuerte por la tecnología y la formación digital. Desde programas como Generation Guadalajara, que forman desarrolladores en alianza con empresas como Intel y HP, hasta iniciativas como REDi Impulsa o la plataforma Jeei, el ecosistema tapatío está construyendo condiciones reales para que las startups no solo surjan, sino que se sostengan y escalen. Nos gusta pensar que mientras Ciudad de México atrae la atención, otras ciudades están construyendo desde la base, con visión y con comunidad.
Sectores con mayor impulso y lo que viene en 2025
Con más de 720 fintech activas, México es el segundo ecosistema de este tipo en Latinoamérica, solo superado por Brasil. La Ley Fintech, en plena consolidación, sigue siendo una ventaja comparativa frente a otros países de la región. Las oportunidades van desde pagos digitales hasta productos de inversión y plataformas cripto con mayor claridad regulatoria.
El norte del país ofrece condiciones privilegiadas para el desarrollo de energía solar distribuida, y eso ha impulsado el crecimiento de startups de energías limpias, eficiencia energética para PYMES y modelos de economía circular. Las cleantech encuentran en México un terreno fértil para escalar soluciones a gran escala.
También hay un auge de startups dedicadas a la telemedicina, el bienestar mental y la gestión digital de clínicas. Este segmento no solo está creciendo, sino que además está siendo impulsado por fundadoras mujeres, aportando una visión transformadora al sector salud. Y en el campo, la tecnología agrícola está comenzando a cerrar brechas históricas: sensores, drones, plataformas de trazabilidad y soluciones a medida para pequeños productores son parte de lo que ya está en marcha.
A nivel de financiamiento, hoy existe más disponibilidad de capital en etapa temprana que hace solo cinco años. Fondos como ALLVP, DILA Capital, Wollef Ventures, así como iniciativas de impacto como IGNIA o New Ventures, están apostando por soluciones que mezclen escalabilidad y propósito. Además, los programas de aceleración como 500 LatAm y MassChallenge México siguen siendo una vía concreta para escalar. En total existen aproximadamente 120 instituciones que apoyan al ecosistema.
En cuanto a tendencias, vemos cómo la inteligencia artificial está saliendo del laboratorio y entrando en ferreterías, consultorios, bodegas y supermercados. Las startups que combinan IA con sectores tradicionales están encontrando espacio, al igual que aquellas enfocadas en comercio social, ventas directas y soluciones orientadas a mujeres y diversidad de género.
México ya no es una promesa. Es un presente activo, dinámico y con proyección. Un ecosistema donde el talento, la demanda y el acceso a inversión confluyen de forma tangible. Para emprender, escalar o probar nuevas soluciones, el país se está consolidando como uno de los destinos más estratégicos de América Latina. Hay mucho por hacer, pero también mucho ya disponible.
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