Colombia se convirtió en uno de los países más importantes para el mundo startup en América Latina. No lo digo solo por intuición. Las cifras lo respaldan. En el último Índice Global de Ecosistemas de Startups 2024, aparece entre los tres países con mejores condiciones para emprender en la región, junto a Brasil y Chile. Bogotá, de hecho, superó a Ciudad de México y se posicionó como la ciudad líder en este ranking, por encima incluso de lugares como Oslo, Cambridge y Pittsburgh. No es un detalle menor: quiere decir que algo está pasando en serio.
Lo más interesante es que este crecimiento no es solo la teoría. En el último año, el número de startups en Colombia creció un 30%. Hoy hay 1.720 empresas emergentes activas en el país, según el Colombia Tech Report 2023-2024. Bogotá y Antioquia concentran ocho de cada diez. La mayoría están en sectores clave como Fintech, SaaS, Healtech, Proptech y servicios para negocios. Son startups que, en muchos casos, nacen en condiciones desafiantes, pero encuentran espacio para avanzar, levantar inversión y expandirse.
En 2024, las startups colombianas levantaron más de 500 millones de dólares en capital de riesgo. Es un aumento del 36% respecto al año anterior, según datos de LAVCA, la Asociación de Capital Privado de América Latina. Esos fondos no solo llegaron de Colombia, sino de actores internacionales que están apostando fuerte por lo que pasa en este país. No es casualidad. Hay empresas que además de destacar por sus resultados, también lo hacen porque están cambiando sectores e industrias enteras.
Addi, por ejemplo, ofrece financiamiento inmediato a quienes compran en tiendas, sin necesidad de tarjeta de crédito. Más de dos millones de personas ya usan su plataforma. En 2024, recibió 86 millones de dólares de inversión, con aportes de Goldman Sachs y el fondo soberano de Singapur. Excelcredit, quien obtuvo un fondeo de 50 millones de dólares, para entregar microcréditos a personas de tercera edad o de difícil acceso al sistema crediticio.
Bold creó un sistema simple para que pequeños comercios acepten pagos con tarjeta. Hoy más de 500.000 negocios en Colombia usan su solución. Eso significa más formalización, más ventas y más inclusión financiera. Simetrik, por su parte, creó una herramienta para automatizar conciliaciones financieras. Su plataforma ya procesa más de mil millones de transacciones diarias y es utilizada por gigantes como Mercado Libre, Rappi y Bancolombia. Y si hablamos de Rappi, es imposible no mencionar que fue la primera startup colombiana en convertirse en unicornio, con una valoración de más de mil millones de dólares, y desde su nacimiento en 2015 ha recaudado más de 2.000 millones. Hoy opera en nueve países y ha sido clave para miles de comercios y repartidores.
Estos casos no surgen de la nada. Colombia tiene una serie de condiciones que favorecen el nacimiento y crecimiento de startups. La Ley de Emprendimiento de 2020 simplificó la creación de empresas. Existen beneficios tributarios para quienes invierten en investigación e innovación. También hay un régimen simple de tributación que permite unificar impuestos y reducir la carga para nuevas empresas. Además, Colombia tiene 18 tratados de libre comercio, lo que permite a las startups pensar desde el primer día en mercados fuera del país.
También hay razones prácticas. Los costos operativos son más bajos que en países como México o Brasil. Eso hace que sea más fácil probar, fallar y volver a intentar. Y aunque hay desafíos, el país ha logrado consolidar eventos importantes como Startco, Gofest y el Latam Fintech Market, que sirven como vitrinas para mostrar ideas, atraer fondos y formar redes.
Claro que no todo es simple. Muchas startups no llegan a los cinco años de vida. El acceso a crédito sigue siendo difícil, sobre todo para quienes no tienen historial financiero o garantías. La inversión local sigue siendo limitada y muchas veces las startups dependen de fondos extranjeros. Además, las empresas que trabajan en sectores regulados como fintech o salud deben cumplir con normativas complejas y exigentes, desde leyes de protección de datos hasta requisitos del Invima o la Superintendencia Financiera.
También hay desafíos tecnológicos: falta talento en áreas clave como inteligencia artificial o ciberseguridad, y en algunas zonas la conectividad todavía es baja. Eso encarece los procesos, limita la expansión y genera desigualdades. Aun así, el ecosistema se sigue moviendo. Después de una baja en 2022, el capital de riesgo volvió a crecer en 2024. Las startups siguen apareciendo, y muchas están logrando escalar a pesar del contexto económico y político.
Me parece importante decirlo: Colombia está dejando de ser vista solo como un país de recursos naturales o café. Hoy también es un país donde se crean soluciones tecnológicas que impactan de verdad. Startups que generan empleo, modernizan servicios, facilitan el acceso al crédito o digitalizan procesos que antes eran lentos y burocráticos. Ese impacto es real y está empezando a ser reconocido fuera del país.
Quedan muchos desafíos por delante, pero si algo muestran las cifras y los casos concretos es que hay una oportunidad enorme. Colombia se está posicionando como un punto de entrada a América Latina para muchas empresas tecnológicas. No solo por su ubicación, sino por el talento que está formando, el ecosistema que está creciendo y la mentalidad emprendedora que no se detiene, incluso cuando el contexto no es el más favorable.
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Prenseable, la agencia de las startups de Latam.